8 de Airbus


Decía Marcelino Camacho que “los trabajadores seguimos siendo los parientes pobres de esta democracia”. Hoy, con más de 300 compañeros y compañeras encausados por ejercer libremente su derecho de huelga, la palabra democracia queda grande a este sistema político vaciado de contenido social y que no duda de ejercer la fuerza del aparato estatal contra todas aquellas personas que osan rebelarse ante tanto desempleo, corrupción y recortes.

Sin duda, la ley no es igual para todos/as. Mientras a sindicalistas, el Gobierno a través del Ministerio Fiscal, les pide penas de privación de libertad, a aquellos/as que saquean y quiebran el país se van de rositas. El Partido Popular tiene mano de hierro con quien lucha por su trabajo y guante de seda para sus amiguetes. Ahora ya “hacienda no somos todos”, lo ha dicho la abogada del Estado, para evitar que la Infanta vaya a la cárcel.

Han quebrado bancos y empresas, evaden el fisco, roban lo público,… y aquí no pasa nada. Participas en manifestaciones y huelgas, acudes a piquetes informativos para tratar de convencer o simplemente para tratar de evitar los despidos, que a buen seguro se van a producir en muchas empresas en las que si el empresario sospecha que has faltado a trabajar voluntariamente ya te advierte “que no hace falta que vuelvas al día siguiente”, es decir ejerces derechos constitucionales y cae sobre ti todo tipo de represalias.

El 9 de febrero ocho compañeros de CCOO en AIRBUS se enfrentan a un juicio, en los que se piden para cada uno de ellos penas de prisión de 8 años y tres meses. La condena podría ser muy superior a las que recayeron sobre la dirección de las por entonces clandestinas Comisiones Obreras en el proceso 1001 del Tribunal de Orden Público franquista en el año 1973.

El caso del joven Alfon es también un ejemplo de ello, y es que la mayoría absoluta del PP nos hizo retroceder décadas en materia de derechos y libertades. Quieren impedir que la gente luche, pero “no se puede tapar el sol y mucho menos, con un dedo”.