El pasado 17 de junio, celebrábamos en Mieres una nueva manifestación, en defensa de las comarcas mineras. Con ella, dábamos un paso más, para exigir el cumplimiento de una serie de políticas, que pongan freno a la pérdida de empleo, el despilfarro de recursos y en definitiva se pueda lograr que estas comarcas sean un lugar atractivo para vivir y trabajar.
Una buena movilización, que pone altavoz a nuestras justas reivindicaciones, y nos da aliento para seguir con más fuerza, si cabe, empujando las puertas que se nos cierran. Especialmente las de unos Ayuntamientos, cuyos Alcaldes/a, no están ni se les espera, para ponerse al frente de la defensa de los derechos de los ciudadanos/as de las cuencas. Ya que, no valen los apoyos ausentes ni los servilismos partidistas que han hecho del clientelismo su forma de actuación.
Así, uno de nuestros objetivos, es la apertura en el ámbito local de procesos de diálogo social y negociación, que permitan con el esfuerzo colectivo de agentes sociales y administración pública, poner en común propuestas para la creación de empleo estable y con derechos, así como medidas que permitan la planificación de acciones para el desarrollo de los municipios. Algo, que es común en todas las administraciones, incluidas las de otros municipios asturianos y la del Principado de Asturias, y que incomprensiblemente en las cuencas mineras, parece una utopía.
Para comprender, la altura política de nuestros representantes, me remito a la defensa efectuada en los plenos municipales para aplicar el recorte salarial a los empleados públicos, y es que algún portavoz municipal del PSOE, la argumenta en sesión plenaria con que “se siente orgulloso de dicha aplicación, pues España ganará credibilidad y generará confianza en los mercados”. Me temo que dicha credibilidad y confianza sube de manera inversamente proporcional a la que generan los partidos mayoritarios a los trabajadores/as, habiendo puesto de rodillas la democracia ante los especuladores.
Lo tienen tan claro que ni tan siquiera han valorado las propuestas sindicales, de reducción del gasto público: en cuestiones protocolarias (autobuses a la FIDMA ó “fiestas del jubilado/a”), ahorro de energía (alumbrado público a las 12h del mediodía encendido) ó mejorando la eficacia de los servicios públicos (¿cuantos camiones de recogida de basura tiene esta comarca?) …. . Ni han tenido en cuenta, la posibilidad de aumentar los ingresos: recaudando sobre las grandes fortunas y patrimonios, atacando la economía sumergida y el fraude fiscal ó recuperando el control sobre sectores estratégicos…
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