El próximo 20 de noviembre, nos enfrentamos a unas elecciones generales muy importantes. Nos jugamos, el que los trabajadores/as sigamos pagando la factura de una crisis económica que no hemos generado, o por el contrario que se empiece a acabar la fiesta de unos pocos ricos (mercados) que privatizan beneficios y socializan las pérdidas de sus negocios, en contra de los intereses de los de abajo, de la mayoría social.
Es por ello, que hay que pensarse muy bien, en quién depositar nuestra confianza para los próximos años. Hay que evaluar lo que hicieron los que gobiernan y los que han estado en la oposición, (por sus hechos los conoceréis). Hay que conocer los programas electorales con los que se presentan.
El Partido Socialista, se presentaba hace cuatro años con unas promesas electorales, -limitándome a lo económico y al empleo-, que no ha cumplido: No se ha subido el salario mínimo a 800 €, los trabajadores no podemos participar de los resultados de la empresa, no se limita la duración de los contratos temporales, no se amplió el permiso de maternidad ni de paternidad, no se limitó la subcontratación, no hay más inspectores de trabajo…
Por su parte el Partido Popular y los nacionalistas, aplaudieron con las orejas cada una de las reformas, aunque por estrategia electoral o intereses mercantiles, ponían el acento en discrepancias insignificantes, para dar sensación de desacuerdo. Con su colaboración, por activa o por pasiva, salieron adelante la totalidad de las intenciones del Gobierno. La reforma de la Constitución, el recorte salarial a los empleados públicos, la congelación de las pensiones, se facilitó el despido, reducción de inversiones públicas, ayudas a la banca, legalizaron las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro, y dieron más poder en la negociación colectiva a los empresarios.
Por ello, no ha de extrañar que el Presidente de la patronal española, Juan Rosell, haya asegurado que los programas electorales del PSOE, PP, CiU, PNV y UPyD «no suenan mal» y «van en la línea de lo que pedimos».
Estas declaraciones son importantes para que los trabajadores/as y los que han perdido su empleo, voten a la única fuerza política de ámbito estatal, con representación parlamentaria, que el Sr. Rosell no nombra. Y no lo hace, porque Izquierda Unida durante estos últimos cuatro años ha estado de nuestra parte, y no a su lado, poniendo altavoz a las propuestas de las organizaciones sindicales y de los indignados/as. Porque el voto útil, es el que llega para cambiar la situación.
Es por ello, que hay que pensarse muy bien, en quién depositar nuestra confianza para los próximos años. Hay que evaluar lo que hicieron los que gobiernan y los que han estado en la oposición, (por sus hechos los conoceréis). Hay que conocer los programas electorales con los que se presentan.
El Partido Socialista, se presentaba hace cuatro años con unas promesas electorales, -limitándome a lo económico y al empleo-, que no ha cumplido: No se ha subido el salario mínimo a 800 €, los trabajadores no podemos participar de los resultados de la empresa, no se limita la duración de los contratos temporales, no se amplió el permiso de maternidad ni de paternidad, no se limitó la subcontratación, no hay más inspectores de trabajo…
Por su parte el Partido Popular y los nacionalistas, aplaudieron con las orejas cada una de las reformas, aunque por estrategia electoral o intereses mercantiles, ponían el acento en discrepancias insignificantes, para dar sensación de desacuerdo. Con su colaboración, por activa o por pasiva, salieron adelante la totalidad de las intenciones del Gobierno. La reforma de la Constitución, el recorte salarial a los empleados públicos, la congelación de las pensiones, se facilitó el despido, reducción de inversiones públicas, ayudas a la banca, legalizaron las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro, y dieron más poder en la negociación colectiva a los empresarios.
Por ello, no ha de extrañar que el Presidente de la patronal española, Juan Rosell, haya asegurado que los programas electorales del PSOE, PP, CiU, PNV y UPyD «no suenan mal» y «van en la línea de lo que pedimos».
Estas declaraciones son importantes para que los trabajadores/as y los que han perdido su empleo, voten a la única fuerza política de ámbito estatal, con representación parlamentaria, que el Sr. Rosell no nombra. Y no lo hace, porque Izquierda Unida durante estos últimos cuatro años ha estado de nuestra parte, y no a su lado, poniendo altavoz a las propuestas de las organizaciones sindicales y de los indignados/as. Porque el voto útil, es el que llega para cambiar la situación.