El
seis de diciembre, se celebrará el 35 aniversario de la aprobación
en referéndum por el pueblo español de la Constitución Española.
Aunque
a mi generación no nos tocó la responsabilidad de votar,
personalmente siempre he tenido un enorme respeto por el proceso que
llevó a la aprobación de la Carta Magna. Admiración incluso, por
aquel movimiento obrero y por sus líderes, que entiendo fueron los
verdaderos protagonistas de un tiempo que arrancó libertades y
derechos, a la noche oscura de la Dictadura franquista. Diría más,
a pesar de concesiones evidentes como la Monarquía, podíamos decir
que era bastante equilibrada, con derechos fundamentales avanzados
para la época o incluso con un papel importante reservado para la
planificación económica.
Sin
embargo, ahora considero que no tenemos nada que celebrar.
La
modificación de la misma, en el año 2011, la ha vaciado de
contenido. Rompe el pacto social existente y el consenso generalizado
entorno a ella. Es papel mojado y bajo su tutela ya no es posible
realizar ningún tipo de política que no sea neoliberal.
En
apenas quince días, a finales de agosto, el PSOE y el PP cerraron un
acuerdo por el que se reformó el Articulo 135 elevando al máximo
rango legal el principio de estabilidad presupuestaria, para
controlar el déficit público y la deuda pública.
Realmente
se ha sometido la soberanía popular y las necesidades sociales a los
mercados económicos, priorizando el pago de los intereses y del
capital de la deuda pública a cualquier otra inversión. Es como si
una madre o padre de familia, estuviera obligado a priorizar el pago
de la hipoteca de su vivienda a la alimentación, educación o
medicinas de sus hijos/as.
No
sólo por la forma, ya que no ha habido un pronunciamiento directo de
la ciudadanía para aprobar la reforma de la constitución sino por
su contenido que amordaza a los Gobiernos para gestionar la economía,
nos encontramos ante un verdadero golpe de estado.
Mientras
no logremos revertir esta reforma, no habrá salida a una crisis que
ya no sólo es económica sino también democrática.
jmzapico@asturias.ccoo.es