La crisis económica se ha llevado por delante un buen
número de derechos y libertades, haciéndonos retroceder décadas. Entre las más
evidentes, porque afecta a más de la mitad de la población, es el ataque y la
violencia que están sufriendo las mujeres.
Existe
todo un entramado político, religioso y económico intentando que vuelvan a
casa, a la cocina, al espacio privado del que estos machistas piensan que las
mujeres nunca deberían de haber osado salir. En una sociedad patriarcal y
capitalista, el espacio público es de los hombres, y aquellas mujeres que se
aventuran a traspasarlo, o asumen el rol masculino, o se convierten en personas
peligrosas y de dudosa conducta.
Así,
el Alcalde de Valladolid se jacta de no poder subir solo en un ascensor con una
mujer. Y el Gobierno recomienda para evitar violaciones que las mujeres no
anden solas de noche o que echen los visillos de sus casas.
La
iglesia emprende cruzada contra la ley del aborto, intentando convertir un
derecho en un delito, criminalizando y poniendo en riesgo la salud de las
embarazadas.
Este
año llevamos 39 mujeres asesinadas, en un momento en el que por falta de medios
(en realidad de voluntad política) se convierte en papel mojado la Ley contra
la violencia de género.
Y en
las empresas aún no ha llegado la Ley de conciliación de la vida laboral y
familiar ni la de Igualdad. Baste señalar que las mujeres a igual trabajo tienen
un 22,5% menos de salario que los hombres. Con un presidente de la patronal -
CEOE - que tiene la desvergüenza de responsabilizar de las cifras del desempleo
a las mujeres.
En
definitiva, es urgente que las mujeres y los hombres más conscientes, seamos
radicalmente feministas para defender una sociedad en igualdad de género, en la
que las mujeres no sólo puedan ocupar el espacio público sino codecidir en él.
Una sociedad que no aplauda ni justifique el machismo en ninguna de sus
expresiones ni aunque estemos en los Sanfermines. En la que los Gobiernos
eduquen a los hombres para que no ejerzan ningún tipo de violencia y persigan a
los violadores, en vez de decir a las mujeres lo que tienen o no tienen que
hacer para no ser violadas.
jmzapico@asturias.ccoo.es