En
la canción “Hombre preso que mira a su hijo”, cantaba Pablo Milanes: “… Por eso
ahora, me podés preguntar, y sobre todo puedo yo responder. Uno no siempre hace
lo quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere..”.
De preguntas
y de repuestas, del derecho a decidir, quiero escribir esta columna mensual,
hecha a golpes de combates y de ternura, de batallas que se ganan y que se
pierden, pero de las que siempre nos levantamos.
Felicitar
al movimiento feminista que ha tumbado la reforma de la ley del aborto, que
impedía lo más elemental, el derecho a decidir de la mujer sobre su propio
cuerpo. En especial a las luchadoras que desde esta cuenca pusieron en marcha
“El tren de la libertad”. Han jubilado anticipadamente al Ministro que entre
otras muchas barbaridades ha introducido tasas judiciales que impiden el libre acceso
a la justicia, al ejercicio de la defensa legítima de derechos e intereses por
la ciudadanía, introduciendo diferencias de clase entre los que tienen posibles
y los que no.
Me
duele que en un momento como el actual, en el que la Monarquía es un nido de
corrupción, el parlamento español con los votos del Partido Popular y del PSOE,
entre otros, rechace la propuesta de la Izquierda Plural de celebrar un referéndum
dónde el pueblo treinta y siete años después podamos elegir libremente qué
forma de Gobierno queremos. Si preferimos como Jefe del Estado a una persona
elegida democráticamente, léase República, o al primer hijo/a que haya parido
reina.
Me
alegra que el parlamento asturiano se haga eco de la petición ciudadana – porlademocraciadirecta.org
– que a propuesta de IU, y con los votos del PSOE y UPyD, es pionero en pedir
la reforma constitucional que amplíe la participación ciudadana y los
plebiscitos sobre asuntos de interés general.
Veo
como en las democracias consolidadas (por ejemplo Quebec o Escocia) la
población puede votar su propio futuro con normalidad. Y me entristece que los
pueblos del estado español no puedan elegir libremente su propio camino. No se
debería de cuestionar el derecho a la autodeterminación, ya que está
consolidado en el derecho internacional, desde 1945, al ser recogido por la
Carta de las Naciones Unidas.
jmzapico@asturias.ccoo.es