Haciendo Historia


Foto de Fernando Fernández. Jornada formativa de CCOO Nalón 25/05/2016. Con Eduardo Saborido del Proceso 1001, Francisco Naranjo de la Fundación Abogados de Atocha y José Alcazar de los 8 de Airbus.

La estafa económica de estos últimos años presenta una hoja de resultados propia de un parte de guerra. Ese tsunami neoliberal también ha intentado llevarse por delante libertades y derechos básicos, atacando con virulencia a las organizaciones que nos hemos enfrentado a la austeridad y los recortes.

El ataque se organizó en cuatro actos. Primero intentaron arrinconar al movimiento sindical a través de una campaña de desprestigio brutal y desmedida, Después quisieron estrangular el movimiento sindical recortando los recursos públicos. El tercer acto fue la criminalización: más de 300 sindicalistas han sido imputados/as por ejercer el derecho fundamental a la huelga. Y por si no fuera suficiente, se ha modificado el marco de relaciones laborales, orientando hacia la individualización de las condiciones de trabajo.

Aunque las formas son nuevas, no se puede ocultar que el fondo es el mismo. En la larga noche del franquismo, a los hombres y mujeres de las Comisiones Obreras – y del PCE de manera importantísima - se les perseguía por tratar de conquistar la democracia. Sin la contribución de los encarcelados en el Proceso 1001, de los abogados laboralistas de Atocha o de los/as cientos de miles de huelguistas durante el Gobierno de Arias Navarro, se hubiese perpetuado la dictadura tras la muerte de Franco. Hicieron Historia con Marcelino Camacho al frente.

Hoy sabemos, que aquellas sociedades con sindicatos fuertes son las mismas en las que existe una mayor redistribución de la riqueza, mayor justicia social y democracias más avanzadas. Suelen ser también los países con menores desigualdades. Deberíamos de tenerlo en cuenta cuando se pregunta ¿para qué sirve un sindicato?

Tras la crisis nada volverá a ser lo mismo y las organizaciones sindicales, si queremos seguir protagonizando la construcción de una sociedad más justa y equitativa, deben de cambiar y adaptarse a las exigencias de nuevos tiempos. Recuperando valores y las mejores experiencias con un sindicalismo pegado al tajo, democrático en la toma de decisiones y con capacidad de acción en lo sociopolítico.

En definitiva si anteponemos las necesidades de la gente a cualquier otra consideración, seguiremos haciendo del sindicalismo una herramienta útil para una sociedad democrática con más derechos y más igualdad.

José Manuel Zapico García

jmzapico@asturias.ccoo.es