El soterramiento de las vías de FEVE
en Langreo es sin duda una de las obras más importantes de los últimos años en
la comarca del Nalón. Por la elevada inversión económica que requiere, por la
liberación de espacios urbanos con los que hacer una ciudad más amable, más
habitable, y sobre todo porque se encuentra en el diseño de un transporte
público rápido, seguro y eficaz, requisito imprescindible para tener una
sociedad dinámica en lo económico y generadora de empleo.
Sin embargo, es conocido que se ha
convertido en una cicatriz de tres kilómetros que atraviesa por su eje el
concejo, entre La Felguera y Sama, causando múltiples molestias y perjuicios.
Los vecinos y vecinas tienen que convivir a diario con la suciedad, el peligro
para peatones, los atascos, y los visibles daños estructurales que está
causando en edificios públicos y propiedades privadas. Ahora también con el
corte del tren en Tuilla.

Es
un esperpento, que se convierte en burla, si además tenemos en cuenta que para
la infraestructura ferroviaria y el acondicionamiento de la zona, aún no se
tiene nada previsto. Es decir, que podemos tener un túnel acabado ocho años
después del inicio de las obras, pero sin vías por las que pasar el tren.
Para
evitarlo, pensamos que se debe de tratar el asunto como una “cuestión de
estado”. Es decir, que las organizaciones políticas, sindicales, empresariales,
sociales y vecinales del municipio, por encima de intereses particulares,
cerremos filas para exigir a las administraciones implicadas que se coordinen
entre ellas, con transparencia, para finalizar las obras cuanto antes.
Y
para pedir responsabilidades respecto a lo “no hecho” hasta ahora, entiendo que
tenemos una buena oportunidad en las próximas elecciones generales.