Puede que no sea muy inteligente,
desde el punto de vista empresarial (tal y cómo hoy se entiende éste), pero se
me antoja éticamente irrenunciable dejar constancia por escrito de esta
reflexión.
Soy un asiduo seguidor de las
emisiones de la cadena autonómica. Por razones profesionales y por convicción
personal, apoyo su existencia y creo en su contingencia como servicio público.
Cuando han venido mal dadas, he tenido claro en qué lado me encontraba y, para
bien o para mal, ahí pienso seguir. Por otra parte, son varios los proyectos de
producción propia en los que trabajo con mi equipo ahora mismo y,
evidentemente, la de la TPA será una de las primeras puertas a las que llamaré
con mi “piloto”; espero que valdrá la pena el esfuerzo; estoy convencido de
ello.
Pero, justamente por todo lo que
antecede, me siento obligado a formular la siguiente pregunta: ¿cuáles son los
criterios informativos que rigen en la actualidad su parrilla de emisiones?. Y
me explicaré.

Y yo me pregunto ¿hacia dónde
camina nuestra sociedad?; ¿en qué universos virtuales viven estos
profesionales?; ¿de verdad alguien cree que, hoy en día, basta con entretener,
con la que está cayendo?; ¿no sería esta actividad una información de interés
prioritario para los más de 107.000 parados inscritos e incluso para los que ya
ni se inscriben?; ¿acaso los usuarios del Banco de Alimentos no son
conciudadanos nuestros?; ¿para qué queremos un medio de comunicación con el
potencial del canal autonómico?; ¿en qué modo retorna a la sociedad asturiana
al menos una parte de lo que de ella recibe?; ¿declinamos amablemente informar
de la realidad más sangrante, de ésa que acabará por salpicarnos a casi todos,
para entretener y, si fuera menester, alienar, en la búsqueda cortoplacista del
share?; ¿tenemos o no conciencia real de para qué hemos elegido el oficio de la
comunicación?. Y, por último, espero que la explicación para la elección de
prioridades no sea esa estupidez, tan manida de un tiempo a esta parte, de que
los convocantes de la Marcha eran sindicalistas. Para llegar a detentar
ciertas responsabilidades en entes de
este nivel, hacen falta estudios y quiero pensar que si te rozas durante años
con la cultura, siempre te quedará algún atisbo de criterio y alguna capacidad
de discernimiento entre lo que pueden ser tus opiniones y la labor a la que te
debes. Porque no vamos a pensar en directrices políticas más o menos veladas.
A quien corresponda: La gente,
vuestros iguales, lo está pasando muy, muy mal. Y todos debiéramos echar una
mano; cada uno desde donde pueda. Vosotros tenéis un salario porque todos
nosotros lo pagamos y la exigencia ética va en el sobre. No lo olvidéis.
Mariano Bermejo