Cuando la Justicia se encuentra
instruyendo determinadas tramas de posibles corruptelas, no comparto el
linchamiento mediático paralelo y el oportunismo cutre. Entre otras cuestiones,
porque defiendo que todas las personas tienen derecho a la presunción de
inocencia. Además, tengo la impresión que a veces con ello lo que se pretende
es obstaculizar la investigación, poniendo el foco en la persona corrupta para
que queden inmunes quienes corrompen y el sistema que los ampara. Porque detrás
de una persona corrompida, siempre hay alguien que le corrompe.
Hace
años, un representante del Frente Sandinista analizaba que tras la llegada al
Gobierno de Nicaragua, se perdieron las elecciones democráticas, entre otras
razones, por los casos de corrupción de compañeros/as, antaño muy íntegros y
muy combativos, pero que cayeron en las redes del dinero fácil.
De
ello, no extraía el abandono de la lucha ni de la participación política, no defendía
el “todos son iguales”. Al contrario, consideraba que ese tipo mensajes los
elabora y los difunde de manera masiva quienes corrompen para buscar el hastió
de las masas. Con ello pueden seguir haciendo sus “negocios”, y que se den las
condiciones necesarias para el auge del fascismo.
La
campaña existente pidiendo que en las instituciones haya menos políticos o que
no cobren, tiene mucho que ver con lo anterior. ¿Por qué solo puede hacer
política quién tiene medios económicos? Y si no los tiene ¿quién se lo paga?
¿Quizás una empresa que le va a decir lo que hay que votar?
Por
lo tanto, la fórmula para evitar la corrupción del poder, es la máxima
democratización posible del mismo, evitando individualizar el proceso de toma
de decisiones, y potenciando la democracia participativa. Las listas abiertas,
las decisiones colegiadas, una ley de financiación de los partidos y de quiénes
tienen atribuidas funciones públicas, la lucha contra el fraude y el
rendimiento de cuentas periódico o los presupuestos participativos, son
mecanismos reales que se pueden impulsar. Es decir, frente a la anti-política,
más política y menos politiqueo. No podemos permitir que se expulse a la
sociedad de la acción pública.
De
lo contrario, seguirán privatizando servicios y bienes públicos para luego
enriquecerse desde los consejos de administración de las empresas privadas. Eliminando
órganos de control y de participación. Lograrán despedir a los funcionarios/as,
con empleo estable, que es lo que les permite denunciar muchos de los casos de
corrupción que hoy conocemos. Seguirán las amnistías del Gobierno de turno a
condenados con sentencias firmes por casos de corrupción y el cachondeo de la
prescripción de los delitos fiscales.
jmzapico@asturias.ccoo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tu comentario y te lo publicaremos previa revisión del administrador. Gracias por colaborar.