Museo de la Apicultura de Caso (Tanes).
Desde que comenzó la crisis económica, allá por principios del año 2008, a esta parte, se han destruido en la comarca del Nalón, 2.414 puestos de trabajo. Y una vez finalizado el verano, las cifras de desempleo siguen aumentando, hasta las casi siete mil personas.
En este contexto, se hace necesario aprovechar todas las oportunidades que estén a nuestro alcance, y el turismo, es una de ellas. Sector, que cada vez, debería de jugar un papel más importante en la diversificación de nuestro tejido económico.
De ahí, que reivindiquemos, la necesidad de desestacionalizar las actividades turísticas, al objeto de garantizar una oferta más completa, que permita generar empleo de calidad.
Para ello, se hace imprescindible una apuesta decidida de los responsables políticos de la comarca, en dialogo permanente con los profesionales y agentes sociales del territorio, por coordinar los diferentes equipamientos y potenciar los recursos existentes, apostando por un turismo diferenciador y con marca propia.
Con una localización geográfica excelente, muy cerca de las playas y de la alta montaña, contamos con una cabecera del valle, rica en patrimonio industrial con su paisaje protegido. Y con un Alto Nalón, Reserva de la Biosfera, en el que, cada rincón, sorprende por su belleza. Además, la gastronomía o nuestras señas de identidad, pueden ser fuente de riqueza, al igual que lo son en numerosas partes de Europa.
Por lo tanto, no se puede repetir un verano, en el que no tengamos las principales piscinas públicas abiertas. Sigamos viviendo de espaldas al río Nalón y sin poder dar uso, deportivo y lúdico, a los embalses. Equipamientos, como la Casa del Urogallo, el parador de Brañagallones, la Casa del Agua y el Museo del Movimiento Obrero, no pueden continuar cerrados. Sin una red, oficial y coordinada, de oficinas de turismo. Sendas, sin señalizar ó descuidadas. Equipamientos con escasa ó nula promoción, pues pocos conocen el Museo de la Apicultura, la Casa de Armando Palacio Valdés ó La Pinacoteca de Langreo. O con escasos contenidos, El Museo de la Memoria, y la casa de los Alberti, son ejemplo de ello.
Mención a parte, merecen el Museo de la Minería, al que tan rápido como llegan, los visitantes se van del concejo. O el Museo de la Siderurgia, que tras cinco años de vida, necesita urgentemente elaborar un plan ambicioso que garantice su futuro.
jmzapico@asturias.ccoo.es
En este contexto, se hace necesario aprovechar todas las oportunidades que estén a nuestro alcance, y el turismo, es una de ellas. Sector, que cada vez, debería de jugar un papel más importante en la diversificación de nuestro tejido económico.
De ahí, que reivindiquemos, la necesidad de desestacionalizar las actividades turísticas, al objeto de garantizar una oferta más completa, que permita generar empleo de calidad.
Para ello, se hace imprescindible una apuesta decidida de los responsables políticos de la comarca, en dialogo permanente con los profesionales y agentes sociales del territorio, por coordinar los diferentes equipamientos y potenciar los recursos existentes, apostando por un turismo diferenciador y con marca propia.
Con una localización geográfica excelente, muy cerca de las playas y de la alta montaña, contamos con una cabecera del valle, rica en patrimonio industrial con su paisaje protegido. Y con un Alto Nalón, Reserva de la Biosfera, en el que, cada rincón, sorprende por su belleza. Además, la gastronomía o nuestras señas de identidad, pueden ser fuente de riqueza, al igual que lo son en numerosas partes de Europa.
Por lo tanto, no se puede repetir un verano, en el que no tengamos las principales piscinas públicas abiertas. Sigamos viviendo de espaldas al río Nalón y sin poder dar uso, deportivo y lúdico, a los embalses. Equipamientos, como la Casa del Urogallo, el parador de Brañagallones, la Casa del Agua y el Museo del Movimiento Obrero, no pueden continuar cerrados. Sin una red, oficial y coordinada, de oficinas de turismo. Sendas, sin señalizar ó descuidadas. Equipamientos con escasa ó nula promoción, pues pocos conocen el Museo de la Apicultura, la Casa de Armando Palacio Valdés ó La Pinacoteca de Langreo. O con escasos contenidos, El Museo de la Memoria, y la casa de los Alberti, son ejemplo de ello.
Mención a parte, merecen el Museo de la Minería, al que tan rápido como llegan, los visitantes se van del concejo. O el Museo de la Siderurgia, que tras cinco años de vida, necesita urgentemente elaborar un plan ambicioso que garantice su futuro.
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